sábado, 14 de septiembre de 2019

Introspeccion


Introspección

Cerati
Hoy es una noche de reflexión…de introspección.
Hace mucho que no hacia un balance como este.

Me miro muy adentro mío, observo mis patrones, me permito la conciencia de mi misma y la aceptación de quien soy con mis defectos y virtudes. Creo, en ese sentido, que aceptar el presente tal cual es, aun con sus oscuridades del ser, es fundamental para lograr la sanación y la trascendencia del alma.

En estos momentos me estoy conectando con el alma que mas me movilizo en estos últimos años, Gustavo Cerati, al punto de quebrar en llanto con su canción: Puente… “Cruza el amor, yo cruzare los dedos y gracias por venir”. Desde que conecte contigo, con tus mensajes, nunca dejare de recurrir a ti, pues en cada una de tus palabras me siento abrazada y comprendida, acompañada desde el más allá por un ángel que estas guiándome al camino de la conciencia, del arte y del amor.

“Adorado el puente…usa el amor como un puente. “

Carl Jung

En mi soledad, aprendí  a estar acompañada, no solo por ti Cerati, sino también por otras almas nobles como Carl Gustav Jung.

"Necesitamos más psicología, necesitamos más entendimiento de la naturaleza humana, porque el único verdadero peligro que existe es el hombre mismo y somos penosamente ignorantes de ello", diría mi amado Jung.

Es algo que pienso constantemente, todo el mal del mundo lo ha generado el humano a través de las sombras del ser que no se saben expresar, no se saben elaborar, no se saben sanar.
En mis análisis psicológicos de toda la vida (mis actuales 27 años y medio) he descubierto que el mal esta radicalmente anclado en miedos primordiales: al rechazo social, a la discriminación de cualquier índole,  a perder la vida, a perder la cordura, a perder el poder, a salir de la zona de confort establecida por parámetros socioculturales y como he hablado en un escrito anterior, a lo inculcado por los encargados de la crianza.

Quise ser médica, quise ser psicóloga, quise ayudar a las personas pero la vida me fue llevando por otros rumbos más inesperados, sorpresivos, casi por inercia y en esa inercia del empuje de la vida me encontré con el arte, la expresión sin verbo como la música o lo visual. Y con ello descubrí que las personas necesitamos descargar todo lo que sentimos, todo lo que pensamos de alguna manera, encontrar el espacio en soledad y en compañía para ser quien queremos y sentimos ser.

Dejar de lado las mascaras, el ego. El ego es lo más poderoso, es la cascara más dura que creamos en nosotros para “defendernos” del mundo y en realidad es la expresión más cabal de todos esos miedos que mencione antes. Al tener tanto miedo en el ser, se acoraza para evitar el sufrimiento que sucederá al reconocer nuestras limitaciones y finitud.

Lucha de Egos

¿Cómo trascender el ego? ¿Cómo soltar ese querer defender nuestro ser a toda costa y querer imponer incluso nuestra visión egotista de la vida a la otredad?

Esa lucha de egos se genera constantemente, lo veo muy reflejado en la relación con mi padre, donde ninguno reconoce sus fallas y se genera un clima de hostilidad donde ninguno termina cediendo ni teniendo beneficios algunos de ningún tipo, sino un dolor profundo para los dos. Solo que la diferencia entre él y yo, es que me tomo el tiempo de observarme a mi misma y pulirme a través de lo que veo en él y me genera el choque con mi paradigma de realidad. El siempre es el “juez” de los demás, marcando errores y creyendo siempre que los demás se equivocan y no se mira a sí mismo, eso genera que yo me enoje porque no acepto que una persona este así de cerrada, además me genera impotencia porque no sé cómo hacer para que el comprenda que está en cualquiera.
Por mi parte no creo estar equivocada en mi forma de ver la vida. Mis terapeutas me dicen que el esta criado en otra generación y me ayudan a la tolerancia pero convivir a diario con una persona que transmite tanta cerradez, tanto rencor por la vida, tanta agresión, en algún punto contagia y es difícil ver con claridad el panorama.

Ya entendí que él es la sombra que debo aprender a amar y aceptar, pero es lo mas difícil que me paso en la vida. Mas estoy segura que aprenderé a verlo de otra manera en la distancia, cuando pueda vivir a mi gusto, en un clima de paz y amor, de contención, de compañía de mis seres amados.
Como conclusión, creo que mantener la objetividad, el verse a si mismo fuera del contexto de la lucha de egos, como en este discernimiento escrito que estoy haciendo, es que uno puede liberar los demonios entrelazados en esa lucha y ver con claridad que es lo que realmente nos molesta del otro y por que.

¿Qué hace que no podamos amar a quien no camina del mismo modo que uno? ¿Cómo hacerle llegar ese amor a ese ser en pena que lucha por defender su zona de confort a toda costa? ¿Cómo evitar la lucha que quiere generar el otre?

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