jueves, 14 de septiembre de 2017

Dolor de vivir

                ¡Maldición, como duele! Cada movimiento, cada centímetro de mi cuerpo, cada musculo. Es como si  alguien me estuviera penetrando con clavos incesantemente, como si estuvieran perforando mi cuerpo. Qué difícil es vivir así. ¡Cuánto dolor!
                A veces me cuestiono si habré hecho algo malo en esta vida para merecer algo así, o incluso, quizás, podría haber sido en alguna vida pasada. ¿Se puede recibir tanta maldición junta en esta vida? No lo sé. Solo sé que en este momento todo mi cuerpo esta deteriorado y no encuentro una resolución.
               
                Siempre con pensamientos negativos, como si ello fuera a salvarte y a rescatarte del abismo. Lamentándote de tu destino no vas a encontrar la cura y nadie más que vos misma puede hacer algo al respecto. ¿Te das cuenta toda la energía que derrochas en esto y que podrías estar invirtiéndola en una búsqueda distinta que pueda modificar el curso de tu vida? No todo está escrito. Nadie tiene la última palabra. Quizás no haya una cura pero si puedes encontrar como vivir mejor con tu padecimiento.
                Quizás el mundo sea injusto, no lo niego. Sin embargo, sucumbir a esas injusticias solo hará que el corto tiempo de vida sea más doloroso y angustiante. No importa el pasado, lo que hayas hecho en esta u otra vida, importa cómo te sientes ahora y que puedes hacer para cambiarlo positivamente.

                ¿Matarme? Podría ser…quizás podría conseguir pastillas, ahorcarme, tirarme de un quinto piso, posicionarme debajo de un tren en movimiento, cortarme las venas. Hay tantas opciones al alcance de la mano que podrían finalizar esta abrumadora existencia. ¿Para qué vivir así enferma? ¿Qué puedo lograr si ni siquiera pensar puedo?

                La muerte es inevitable, eventualmente a todos nos sucede, es el destino de todos. Del polvo venimos y al polvo vamos. Nuestra única meta es la muerte desde el momento en que empezamos a existir, desde que nacemos. Quizás, eso sea lo único que este escrito. ¿Pero adelantarlo? ¡Qué acto más cobarde y egoísta! Deja ya de pensar en eso y piensa, en todo caso, en todo lo bueno que puedes dejar de ti en este mundo o a tus seres queridos, principalmente.
               
                ¿Quiero a las personas que me rodean? A veces pienso que sí, pero en estos momentos lo único que me importa es sobrevivir, al punto que no tengo ningún reparo en lo que le pueda suceder al otro. Esta vez, aunque sea esta vez, mis pensamientos solo pueden recaer en mi misma. ¿Acaso ellos están en mi mente, en mi cuerpo para saber el dolor que siento? No, absolutamente no. Solo yo, solamente yo sé lo que es tener esta enfermedad.
               
                Sal de tu burbuja, sal de ese individualismo necio al que has decidido darle lugar y quizás así logres visualizar una realidad mejor.

                ¿Cómo quieres que no piense en negativo cuando la realidad misma es hostil y cruel? La realidad no para de darte golpes, uno tras otro, uno tras otro. Siempre algo sucede, no se puede vivir en paz. Si no es una enfermedad, es alguien que te traiciona o un problema laboral o un familiar que te maltrata. No hay forma de ver con color, un mundo que es blanco y negro.
               

                La realidad puede ser hostil, puede ser dura y complicada pero no es una constante permanente. La vida es cíclica, hay momentos fríos y momentos cálidos. Quedarse con la visión del vaso vacio como si todo el vaso estuviera vacio es casi tanto como considerar lo contrario, que este mundo es una panacea, un paraíso al que todos quisiéramos pertenecer. Sin embargo, la realidad no es ni puramente mala ni puramente buena. Es lo que es y no queda otra alternativa que aceptar el ritmo de la vida, algunas veces a favor y otras veces no tanto. 

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