viernes, 26 de febrero de 2016

Madre mía

Madre que me alimentas,
madre que me cobijas y
en el frío me abrigas
con tu fuego original.
En tus cuevas me refugio,
de la salvaje vida nocturna.
Con el pigmento de tus hojas,
pinto mi caverna, pinto el mundo.
Madre que me maltratas
con tus pestes sufrientes.
Madre que luego me sanas,
con tu fuerza divina.
Madre, te digo, Madre…
Porque tu vida es mi vida,
sin ti no existiría,
nada tendría sentido,
ni la vida ni el destino.
Quieres que despierte del abismo,
de todo me despojas, vestido y alimento.
Desnudo y solo, soy un vagabundo.
Y que importa mi destino,
si no puedo ser agradecido,
si a cada paso que doy te lastimo.
Madre que padeces mi ignorancia.
Ni yo lo entiendo, ¡mas te imploro!,

Mátame, primero tú, después mi alma. 

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